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jueves, 23 de enero de 2014

Los testigos de Jehová y la homosexualidad: análisis histórico




     Estimados camaradas ibéricos y allende los mares:

     En estos últimos días de este inicuo sistema de cosas, estoy ocupado completando la próxima edición de mi libro: El lado cómico de la Watchtower.  Tendrá más artículos y también más entradas en el Diccionario Etimológico Watchtoweriano-Español.  http://es.scribd.com/doc/100676509/El-lado-comico-de-la-Watchtower-Edicion-21-de-julio-de-2012  Las entradas del diccionario, estarán mejor documentadas para que lector avispado pueda leer las verdades del barquero tal y como las escriben los maestros en el arte de arrojar la piedra y esconder la mano: el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová.

     Vivimos en mundo diverso en todos los sentidos.  El respeto y la tolerancia son los pilares fundamentales que posibilitan la convivencia.  Esto no significa que todos pensamos lo mismo sobre los diferentes asuntos de la vida.  Sin embargo, lo fundamental debe ser el respeto a las personas, a todas.  Y, lo inadmisible sería fomentar la discriminación de personas por sus creencias religiosas o políticas, o por su orientación sexual.

     Como confesión religiosa, no podemos litigar en los tribunales de todo el mundo para no ser discriminados, mientras nosotros mismos estamos fomentando la discriminación de ciertos grupos de personas, como son: los homosexuales o quienes desean abandonar libremente nuestra comunidad religiosa.

     Sobre la lapidación social y familiar que sufre el que desea abandonar el barco de la entidad religiosa, está bien documentado en este blog.  No obstante, tenía una asignatura pendiente con las personas con distinta orientación sexual.  Y, sinceramente, creo que les hago justicia al insertar todas estas citas literales escritas en las publicaciones que suministra el todopoderoso Cuerpo Gobernante.  ¡Va por ustedes!  https://picasaweb.google.com/formerwitness/CENTRODEDOCUMENTACIONPERMANENTESOBRELAEXPULSIONENLOSTESTIGOSDEJEHOVA

     Homosexualidad, lesbianismo: La homosexualidad es una perversión inaceptable para Dios. Los que la practican están amenazados de muerte por la Biblia y sufrirán la destrucción eterna. La persona homosexual practicante, es expulsada de la confesión religiosa. Son atrevidos al decir: “Las escuelas de segunda enseñanza y las universidades son terreno natural para el desarrollo de la homosexualidad”. Todas las iniciativas legislativas en los distintos países para evitar la discriminación de los homosexuales, han sido muy criticadas por parte de la dirección de la entidad religiosa, calificándolas como de una degeneración en la moral de las naciones y sus dirigentes políticos y religiosos. También, de alguna manera ya están recibiendo un anticipo del castigo divino en forma de diferentes enfermedades que padece el colectivo homosexual. Han tenido palabras muy duras contra éstas personas: “Debe evitar a los homosexuales como a una plaga, jamás accediendo a compañerismo social con ellos”. ; tienen “una mente corrompida”; adolecen de “falta de fuerza mental y emocional y estabilidad”; se les compara a “como perros callejeros que se alimentan de carroña”; padecen “corrupción metal y física”, etc., etc., etc.

      La lectura de todas las citas textuales de sus publicaciones y que están copiadas más abajo, te dan una idea de cómo han sido tratada la homosexualidad dentro del ámbito de la confesión religiosa. Solo en los últimos años, y con motivo de ofrecer una cara más amable ante la opinión pública, han escrito un pocas citas --entre las muchísimas publicaciones que editan-- en las que se habla a los creyentes de no discriminar a los homosexuales como personas, aunque sí condenar su homosexualidad practicante. Sin embargo, hay muchas dédacas de enseñanza en las que se ha fomentado esta discriminación contra el colectivo homosexual con su tipo de lenguaje integrista y teocrático. Ellos también, utilizan la táctica de encender una vela a Dios y otra al Diablo…, ¡por si acaso! Por eso, cuando uno pone en una balanza las declaraciones en uno y otro sentido…, ¡no hay color! Sobre todo, sus portavoces oficiales que dan la cara ocasionalmente ante el público ajeno a la comunidad religiosa, intentan ofrecer una imagen de tolerancia y respeto, que no corresponde con lo que escriben en sus publicaciones.

¡Nada de ‘andarse con rodeos’en esto! Nada de raciocinio débil y transigente como el de algunos caudillos religiosos que dicen que el ‘adulterio quizás no sea tan malo’, que ‘la homosexualidad no debería considerarse pecado’, que ‘está bien que las personas jóvenes tengan relaciones sexuales sin casarse’. No, todo ese raciocinio falso se origina con Satanás el Diablo, mientras que la guía sana de Dios para la moralidad no puede tomarse en sentido erróneo. Esta lo conduce a uno a salvo a través de la selva de inmoralidad que hoy en día rodea a la humanidad. ¡Despertad!, 8 de abril de 1965, página 23. 

La persona que quiere mantener la limpieza moral debe estar alerta para evitar estas zonas donde se congregan los moralmente inmundos. Debe evitar a los homosexuales como a una plaga, jamás accediendo a compañerismo social con ellos. [...] Solo tienen una cosa en su mente corrompida y ésa es el dios que adoran--el placer sexual. [...] Sean que los homosexuales tengan éxito en hacer que las leyes contra la homosexualidad se cambien o no, esto debe considerarse como una cosa abominable que conduce a sus víctimas anuentes por el camino de la muerte". ¡Despertad!, 22 de abril de 1965, página 16. 

¿Habrían de tomar la delantera los caudillos religiosos mismos en tal campaña para liberalizar las actitudes para con los homosexuales? Dios contesta: “Cuando un hombre se acuesta con un varón de la misma manera que uno se acuesta con una mujer, ambos han hecho una cosa detestable. Se les debe dar muerte sin falta. Su propia sangre está sobre ellos”. (Levítico 20:13) ¡Sí, así es como Dios considera el asunto de la homosexualidad! ¡Cuán diferente de los clérigos que la aprueban hoy en día! ¡Despertad!, 22 de septiembre de 1966, página 14. 

Si Jesus condenó así la promiscuidad entre los sexos, ¡cuánto más debe haberse opuesto a la promiscuidad dentro de los sexos! Que los homosexuales son promiscuos es evidente de que siempre están buscando nuevos compañeros. ¿Quién ha oído que dos homosexuales celebran su quincuagésimo aniversario de estar “casados”? En efecto, su promiscuidad está planteando un gran problema social, como puede discernirse de un informe que se publicó en un semanario médico prominente: “La homosexualidad está resultando ser una nueva y principal fuente de enfermedades venéreas, especialmente en las ciudades”. No hay duda en cuanto a ello, basándose en las Escrituras así como en los frutos de la homosexualidad, entre los cuales también tienen que alistarse la falta de fuerza mental y emocional y estabilidad, tales prácticas son incompatibles con el cristianismo. La Atalaya, 1 de mayo de 1967, página 262.

Por lo tanto cualquier actividad como el besar, acariciar, que tiene el propósito de despertar las pasiones de otro del mismo sexo es homosexualidad. Y aunque la mayoría de las personas al pensar en los homosexuales piense en varones, el término aplica igualmente a las mujeres que llevan a cabo las mismas prácticas. Sin embargo, hay otra palabra que está circunscrita a la homosexualidad femenina, a saber, lesbianismo. La Atalaya, 1 de octubre de 1970, página 599.

En cuanto a esto, entonces, es provechoso reconocer el hecho de que el autoerotismo o la masturbación no es simple pasatiempo inocente, sino más bien una práctica que puede resultar en actos homosexuales. ¿Por qué se dice eso? Porque la masturbación autoinducida puede hacer más fácil y más atractivo el que una persona participe de masturbación mutua, lo cual es una forma de homosexualidad. […] De gran importancia para el homosexual es comprender que no puede agradar a Dios si continúa esta práctica detestable. Tan sucia es a los ojos de Dios que en la Biblia a tales personas moralmente inmundas se les llama perros. La ley de Dios a Israel declara: “No debes introducir el alquiler de una ramera ni el precio de un perro [“prostituto,” nota al pie de la página de Nácar-Colunga] en la casa de Jehová tu Dios por voto alguno, porque son cosa detestable a Jehová tu Dios, sí, ambas cosas.” (Deu. 23:18) A todos los que, como perros callejeros que se alimentan de carroña, practican cosas repugnantes como sodomía y lesbianismo se les priva de conseguir vida eterna en el nuevo sistema de cosas de Dios. (Rev. 22:15) ¡Qué importante es, entonces, el que uno sinceramente se esfuerce por agradar a Dios no teniendo nada que ver con prácticas homosexuales! La Atalaya, 1 de octubre de 1970, páginas 603, 604.

Si usted es un padre, ¿le agradaría que su hijo llegara a ser un fornicador, o un homosexual? ¿Le agradaría tener una hija que llegara a ser una fornicadora, o una lesbiana? Si usted es una persona joven, ¿querría que su padre y su madre tuvieran relaciones sexuales con otras personas, más bien que ser fieles uno al otro? Si responde “No” a estas preguntas, entonces su manera de pensar sobre estos asuntos no está lejos de la manera en que Dios piensa. Su Palabra tiene mucho que decir sobre este tema. Y todo está tan claro como el agua, sin dejar lugar alguno para la duda. Además, puesto que “toda Escritura es inspirada de Dios,” cuando cualquier escritor de la Biblia comenta sobre moralidad sexual, es Dios quien nos está hablando la verdad.—2 Tim. 3:16, 17. ¡Despertad!, 8 de octubre de 1972, página 20.

De la misma manera el apóstol Pablo habló de esas perversiones sexuales: “Los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno.” La Palabra de Dios dice que los que hacen esas cosas viles son “merecedores de muerte.” Obsérvese que también dice que las personas que “aprueban a los que . . . practican” la homosexualidad son personas que “cambiaron la verdad de Dios por la mentira.”—Rom. 1:24-32. Vea también 1 Corintios 6:9, 10; Levítico 18:22, 29. 

A pesar de las muy claras declaraciones de la Biblia acerca de este asunto, el Nuevo Catecismo, publicado en 1966 a instancias de los obispos de los Países Bajos, declaró: “El que las Sagradas Escrituras se manifiesten muy severamente sobre el contacto genital homosexual no debe entenderse erróneamente. No hacen esto para denunciar el hecho de que algunas personas experimentan esta aberración dentro de sí, no debido a alguna falta propia.” 

Esta actitud débil, indulgente y bíblicamente equivocada hacia la homosexualidad se debe directamente a la actitud crítica que tantos clérigos tienen para con la Biblia. Tienen una exagerada opinión de sus propias ideas, las cuales a menudo chocan, de frente, con Dios. ¡Despertad!, 22 de julio de 1972, página 23. 

¿Qué hay de la homosexualidad? Como hemos visto, esta práctica está abarcada por la palabra porneía (“fornicación”), usada por Jesús y sus discípulos. El discípulo Judas usó esa palabra al referirse a los actos sexuales contranaturales de los hombres de Sodoma y Gomorra. (Judas 7) La homosexualidad allí causó una degradación que produjo un fuerte “clamor de queja” y llevó a la destrucción de aquellas ciudades y sus habitantes a manos de Dios. (Génesis 18:20; 19:23, 24) ¿Ha cambiado desde entonces el punto de vista de Dios? No. Primera a Corintios 6:9, 10, por ejemplo, alista a los “hombres que se acuestan con hombres” entre los que, si continúan en esa práctica, no heredarán el reino de Dios. Además, describiendo los resultados que les vienen a las personas que ‘deshonran sus cuerpos en inmundicia,’ yendo en pos de “carne para uso contranatural,” el apóstol Pablo escribe que “se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error.” (Romanos 1:24, 27) Esas personas no solo caen bajo la condenación de Dios. También reciben una “recompensa” de corrupción mental y física. Hoy, por ejemplo, hay mucha sífilis entre los homosexuales. La elevada norma que se da en la Palabra de Dios, en vez de privarnos de algo bueno, nos protege contra ese daño. Verdadera paz y seguridad... ¿de qué fuente? (1973) página 147.

Se debe a que es un vocablo amplio (más amplio en su alcance que la palabra “fornicación” en la mente de muchas personas de habla hispana) que muchos traductores de la Biblia usan expresiones como “inmoralidad crasa,” “inmoralidad sexual,” “pecados sexuales,” o similares, cuando traducen porneia. ¿Significa esto que las relaciones sexuales contranaturales y pervertidas como a las que se entregan los homosexuales están incluidas en el significado de este vocablo que usó el apóstol al registrar las palabras de Jesús? Sí, ése es el caso. Esto se puede ver por la manera en que el medio hermano de Jesús, Judas, usó porneia cuando se refirió a los actos sexuales contranaturales de los varones de Sodoma y Gomorra. (Jud. 7) Concerniente al uso de porneia por los judíos de habla griega alrededor del principio de la era común, el sexto tomo del Theological Dictionary of the New Testament dice: “πονεία [porneia] también puede ser ‘vicio contranatural,’ . . . sodomía.” La Atalaya, 15 de mayo de 1973, página 318.

Por lo tanto, no es sorprendente que la Biblia diga que la homosexualidad es ‘degradante’ y “que los que practican tales cosas son merecedores de muerte.” (Rom. 1:32) Por supuesto, depende de Dios y de su Hijo glorificado el llevar a cabo cualquier pena de muerte al tiempo debido.—2 Tes. 1:6-10. ¡Despertad!, 22 de septiembre de 1976, página 11. PRÁCTICAS HOMOSEXUALES 9 El ceder en debilidad a los deseos sexuales por medio de la masturbación ciertamente no te dará fortaleza para cuando te enfrentes con una situación que te tiente a cometer fornicación... o hasta homosexualidad. Al contrario, eso cultiva el pensamiento incorrecto y el deseo incorrecto. De hecho, la masturbación puede conducir a la homosexualidad. En esos casos el individuo, no estando satisfecho con su actividad sexual solitaria, busca compañero para jugueteo sexual mutuo. 10 Esto sucede con mucha más frecuencia de lo que quizás te des cuenta. Contrario a lo que muchas personas creen, los homosexuales no nacen en esa condición, sino que aprenden su comportamiento homosexual. Y muchas veces una persona comienza cuando es muy joven por medio de jugar con las partes sexuales de otra persona, y entonces participar en actos homosexuales. […] Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera (1976), página 39. 

Se ve, pues, que desde el primer paso hay que aceptar el punto de vista de Dios de que esta práctica es mala y obedecer el mandato de Dios de ‘odiar lo que es malo.’ (Sal. 97:10) Tal como el ex-alcohólico tiene que esforzarse por ‘odiar’ el efecto embriagador del licor si desea permanecer libre de su enviciamiento, así también el que antes era homosexual tiene que ‘odiar’ su anterior orientación sexual. Para lograrlo, tiene que prestar atención a este consejo: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.” (Rom. 12:2) Esto requiere que la mente se alimente de la Palabra de Dios y piense pensamientos correctos. (Mat. 4:4; Fili. 4:8) Sí, con la ayuda de la Palabra de Dios y el espíritu santo, es posible que se despojen de la vieja personalidad y “se vistan de la nueva personalidad que [es] creada conforme a la voluntad de Dios.”—Efe. 4:22-24; Col. 3:8-10. ¡Despertad!, 8 de septiembre de 1978, página 28.

Las escuelas de segunda enseñanza y las universidades son terreno natural para el desarrollo de la homosexualidad. La publicación The Little Blue Book (El librito azul), que se pasa a los alumnos de Oxford, Inglaterra, dice lo siguiente: “Muchos homosexuales ‘salen’ (es decir empiezan a ser francos acerca de ser homosexuales) cuando están en el colegio o la universidad. Al irse del hogar, quizás por primera vez, a menudo escapan de cierta presión y de ciertas expectativas. Además, los estudiantes tienden a ser más tolerantes y liberales para con los homosexuales, por lo menos superficialmente.” ¡Despertad!, 8 de noviembre de 1980, página 20.

El muy disputado informe Homosexual Relationships, emitido por la Iglesia Anglicana, hace el siguiente comentario acerca del texto bíblico citado: “Lo que Pablo quiere decir por ‘contra la naturaleza’ es ‘contra la naturaleza’ del género humano con relación al patrón de Dios en su obra de creación. Todo comportamiento homosexual es una divergencia del proyecto creativo de Dios, y, en las palabras de un escritor: ‘cuando se ponen en el contexto de la creación, todas las relaciones homosexuales son relaciones contra la naturaleza.’” Ese informe concluye así: “La evidencia que hay parece condenar claramente el comportamiento homosexual. Para muchos, esto resuelve el asunto. Tales personas sostienen que la Biblia indica tan claramente que esta clase de comportamiento recibe la desaprobación divina que debe ser incorrecta en toda circunstancia, y especialmente para los cristianos, quienes reconocen la Biblia como una colección de escritos inspirados que da guía autorizada para la conducta de la vida humana.” Las Santas Escrituras son bastante claras. Aunque muchos tratan de justificar el modo de vivir homosexual, los hechos bíblicos hablan por sí mismos. ¿No es lógico que el Creador del hombre sepa lo que es mejor para éste? ¿No deberíamos acudir a la Fuente de la vida para aprender cómo vivir de una manera que le sea grata a él? En el transcurso de los años, los testigos de Jehová han tenido el privilegio de ayudar a un número bastante grande de homosexuales a abrazar un modo de vivir más feliz, y a comportarse de una manera que Dios aprueba. Se puede proporcionar esta ayuda a cualquiera que la necesite. ¡Despertad!, 8 de noviembre de 1980, página 22. 

Homosexualidad: También creemos que la homosexualidad es moralmente impropia, mala. Note lo que la Biblia dice acerca de los homosexuales, sean hombres o mujeres: “Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno”. (Romanos 1:26, 27; 1 Corintios 6:9-11.) La Escuela y los Testigos de Jehová (1983), página 10. 

Definitivamente se está moldeando la actitud de la gente para que acepte la homosexualidad como algo normal, y hasta apropiado. […] Punto de vista bíblico tocante a las perversiones sexuales Debido a la influencia de la propaganda mundana hasta algunos de entre el pueblo de Dios han llegado a considerar la homosexualidad y las perversiones sexuales de esta índole como algo que ‘no es tan malo’. Sin embargo, ¡la Ley que Dios dio a Israel decía que a los homosexuales se les debía dar muerte! Además, las Escrituras Griegas Cristianas dicen lo siguiente en 1 Corintios 6:9, 10, según las palabras de la Biblia de Jerusalén: “¡No os engañéis! Ni los impuros, [...] ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales [...] heredarán el Reino de Dios”. Y, en la Versión Popular, Romanos 1:26, 27 se vierte como sigue: “Hasta sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza; de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones vergonzosas”. El versículo 32 continúa diciendo: “Quienes hacen estas cosas merecen la muerte”. […] Debido al ambiente en que vivieron anteriormente y quizás debido a otros factores también, puede ser que haya entre nosotros hermanos y hermanas cristianos que de cuando en cuando sientan el deseo de tener relaciones sexuales con personas de su propio sexo. Pero combaten ese deseo contranatural inspirado por Satanás... y no ceden a él. De modo que no son personas que practican la homosexualidad. Controlan sus pensamientos, pues saben que si permiten que el deseo incorrecto se haga fecundo, éste seguramente se expresará mediante actos incorrectos. (Santiago 1:14, 15; Colosenses 3:5-10.) La Atalaya, 15 de septiembre de 1983, página 24, 25. 

Por consiguiente, ciertas iglesias han estado modificando su actitud para con los homosexuales, y algunas de ellas hasta han aceptado que homosexuales sean ministros. Pero ¿está dicha “modernización” en armonía con la voluntad de Dios? “Yo, Yahvéh, no cambio”, declara enfáticamente en Malaquías 3:6 el Creador (Biblia de Jerusalén). La Biblia también declara explícitamente que ni “hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres [...] heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9, 10; compárese con Levítico 20:13). Más bien que pedirles a los cristianos que adopten un punto de vista más liberal para con los que pecan contra Dios, la Biblia aconseja: “Desechen toda suciedad y esa cosa superflua, la maldad, y acepten con apacibilidad la implantación de la palabra que puede salvar sus almas”. (Santiago 1:21.) La Atalaya, 15 de febrero de 1985, página 26. 

                            “Amor” homosexual 

Pero ¿no es superior la heterosexualidad? ¿No es patente esto debido al diseño y las funciones naturales de los órganos del cuerpo? ¿No es obvio que las relaciones sexuales entre hombre y mujer es lo normal, y que las de un hombre con otro hombre es obviamente lo pervertido? El “amor” homosexual incluye prácticas como las que el apóstol Pablo debió haber tenido presente cuando habló de cosas que ‘ni siquiera se deberían mencionar entre ustedes’ ‘porque hasta contarlas era vergonzoso’. (Efesios 5:3, 12.) Sin embargo, a veces Pablo vio necesario hacer alusión a esas prácticas deshonrosas, como lo hizo en Romanos 1:24-27. En la actualidad es necesario hacer lo mismo. Con ímpetu la homosexualidad ha salido de su escondite. En son de desafío muchos la recomiendan como una vida aceptable. Pero ¿lo es? ¿Qué implica realmente este estilo de vida? […] Las consecuencias de la homosexualidad La práctica desvergonzada de tales abusos no queda impune. La gente cosecha lo que siembra. La revista Practical Gastroenterology publicó una serie de artículos sobre enfermedades causadas por la homosexualidad. La hepatitis simple, las infecciones del hígado, la gonorrea, la sífilis, las infecciones parasitarias, el linfoma del intestino delgado, la sarcoma de Kaposi y, por supuesto, el terrible SIDA... estas son solo algunas de las enfermedades consideradas en la mencionada publicación, en sus números de julio/agosto y septiembre/octubre de 1985. […] Una vida que Jehová no aprueba La homosexualidad no es otro estilo de vida que Jehová Dios apruebe. Frecuentemente, tanto homosexuales como predicadores liberales tergiversan las Escrituras en un esfuerzo inútil por hacer parecer que Dios sí considera aceptable tal vida. (2 Pedro 3:16.) Hace miles de años Jehová destruyó a Sodoma porque la mayoría de los varones de esa ciudad eran homosexuales. (Génesis 19:4-25.) Siglos más tarde el apóstol Pedro asemejó a los hombres que imitaban a aquellos sodomitas a “animales irracionales nacidos naturalmente para ser atrapados y destruidos”. (2 Pedro 2:6-13.) ¡Despertad!, 22 de marzo de 1986, páginas 14 y 15.

                      ¿Qué hay de la homosexualidad? 

Como hemos visto, esta práctica está abarcada por la palabra por•nei′a (“fornicación”), usada por Jesús y sus discípulos. El discípulo Judas usó esa palabra al referirse a los actos sexuales contranaturales de los hombres de Sodoma y Gomorra. (Judas 7.) La homosexualidad allí causó una degradación que produjo un fuerte “clamor de queja”. Y esto llevó a la destrucción de aquellas ciudades y de sus habitantes a manos de Dios. (Génesis 18:20; 19:23, 24.) ¿Ha cambiado desde entonces el punto de vista de Dios? No. Primera a los Corintios 6:9, 10, por ejemplo, pone a los “hombres que se acuestan con hombres” entre los que, de continuar en esa práctica, no heredarán el Reino de Dios. Además, en una descripción de los resultados que les vienen a las personas que ‘deshonran sus cuerpos en inmundicia’, yendo en pos de “carne para uso contranatural”, la Biblia dice que “se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error”. (Romanos 1:24, 27.) Esas personas no solo caen bajo la condenación de Dios, sino que también reciben una “recompensa” de corrupción mental y física. Hoy, por ejemplo, entre los homosexuales hay una tasa desproporcionadamente alta de sífilis, SIDA y otras enfermedades transmitidas por contacto sexual. Las elevadas normas de la Palabra de Dios, en vez de privarnos de algo bueno, nos protegen contra ese daño. Verdadera paz y seguridad... ¿cómo puede usted hallarla? (1986), páginas 146 y 147. 

                      Por qué condenamos la inmoralidad de Babilonia 

En los últimos 20 años la homosexualidad ha sido aprobada directa o tácitamente como un estilo de vida opcional. Millones de homosexuales declaran abiertamente lo que son y lo ostentan en desfiles por las calles, y hablan de su “orgullo de homosexuales”. ¿Cómo ve Dios su condición? La Biblia dijo claramente hace unos 3.500 años: “Y no debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable”. (Levítico 18:22.) Y hace casi 2.000 años Pablo mostró que las normas de Dios no habían cambiado, cuando escribió: “Por eso Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error”. (Romanos 1:26, 27; 1 Corintios 6:9, 10; 1 Timoteo 1:10.) Sin embargo, son tantos los miembros del clero de la cristiandad que practican la homosexualidad que han podido establecer un poderoso grupo de influencia homosexual en muchas de las religiones principales. Exigen que se reconozca su estilo de vida y que se les acepte como ministros. La Atalaya, 15 de abril de 1989, página 22.

Podemos estar agradecidos de que Dios no cambie sus normas solo para satisfacer los caprichos pasajeros o los deseos pervertidos de los hombres. Tal como no aprueba que se contamine la Tierra o se mienta simplemente porque muchas personas quieran hacerlo, tampoco disculpa la homosexualidad, aunque muchos la adopten con fervor. Sin importar cuál sea el proceder que el hombre promueva, Jehová quiere que le honremos a Él y así derivemos beneficios personales. ¡Despertad!, 8 de julio de 1989, página 27.

                    La cuestión moral 

Tal vez los científicos no puedan determinar nunca con exactitud cuánta influencia ejercen los factores genéticos y ambientales en la atracción que algunos sienten por su mismo sexo. Pero una cosa sí está clara: todos los humanos nacen con la tendencia a sucumbir a los malos pensamientos e inclinaciones. (Romanos 3:23.) El joven que desee agradar a Dios debe, por lo tanto, ajustarse a las normas morales divinas y evitar el comportamiento inmoral, aunque ello resulte dolorosamente difícil. Es cierto que tal vez algunos sean propensos a la homosexualidad, tal como otros son ‘propensos a la ira’, según señala la Biblia. (Tito 1:7.) Aun así, las Escrituras condenan los arrebatos de ira injusta. (Efesios 4:31.) Del mismo modo, un cristiano no puede justificar la conducta inmoral diciendo que ‘nació así’. Los pederastas apelan a la misma excusa inconsistente al decir que la inclinación erótica que sienten por los niños es “innata”. Pero ¿puede alguien negar que su apetito sexual es pervertido? También lo es el deseo que tiene por objeto a individuos del mismo sexo. Por consiguiente, los jóvenes que sienten atracción por su propio sexo no deben ceder frente a sus sentimientos. ¿Por qué condena la Biblia la homosexualidad con tanta contundencia? ¿Es esta forma de vida realmente enfermiza y pervertida? ¡Despertad!, 8 de febrero de 1995, página 17. 

Además, muchas de las prácticas homosexuales son repulsivas, violentas y completamente sádicas. Como dijo el apóstol Pablo, “hasta contar las cosas efectuadas por ellos en secreto es vergonzoso”. (Efesios 5:12.) Esta violencia delata la ira y el dolor subyacentes al estilo de vida supuestamente feliz de los homosexuales. Si bien algunos aseguran no ser promiscuos, hay que mencionar que los homosexuales “monógamos” son la minoría y sus relaciones por lo general duran poco. Ni siquiera las relaciones homosexuales duraderas pueden ser el resultado del amor que se define en la Biblia, pues dicho amor “no se porta indecentemente”. (1 Corintios 13:4, 5.) 

                           Las consecuencias 

Pablo dijo en Romanos 1:27: “Cometieron actos indecentes hombres con hombres, y recibieron en ellos mismos el castigo que correspondía a su perversión”. (Nueva Versión Internacional.) ¿De qué maneras? Para empezar, el libro Homosexual Behavior informa: “Las mujeres homosexuales consumen alcohol y abusan de este en proporción mucho mayor que las heterosexuales”. Algunos investigadores también afirman que los intentos de suicidio se dan con inusitada frecuencia entre los varones homosexuales jóvenes. El daño más grave de todos es el causado a la propia espiritualidad del individuo. Los homosexuales se hallan ‘mentalmente en oscuridad, y están alejados de la vida que pertenece a Dios’. (Efesios 4:18.) ¡Despertad!, 22 de febrero de 1995, página 14. 

¡Cómo han cambiado los tiempos! El rotativo canadiense The Toronto Star mencionó que no hace mucho “escandalizaba la sola idea de que los homosexuales o las lesbianas convivieran abiertamente”. Pero como indica Barbara Freemen, profesora de Historia Social en la Universidad de Carleton (Ottawa, Canadá), “hoy la gente dice: ‘Eso es un asunto personal. Nadie tiene por qué entrometerse en mi vida privada’”. Así pues, es evidente que en las últimas décadas, la moralidad se ha deteriorado rápidamente en muchos lugares. ¡Despertad!, abril de 2007, página 4. 

                         ¿Qué piensa Dios de la homosexualidad? 

Hoy día, muchas personas, entre ellas algunos líderes religiosos, le restan importancia a este asunto. Pero la Biblia no anda con rodeos. Dice que cuando Jehová Dios creó al hombre y a la mujer, dispuso que los deseos sexuales se iban a satisfacer únicamente entre esposo y esposa (Génesis 1:27, 28; 2:24). Por lo tanto, es lógico que la Biblia no apruebe las relaciones homosexuales (Romanos 1:26, 27). Algunas personas se apresuran a decir que la Palabra de Dios está pasada de moda. Pero ¿por qué crees que lo hacen? ¿No será porque no les conviene lo que dice? La verdad es que muchos rechazan la Biblia porque lo que enseña es muy diferente de lo que ellos quieren creer. Sin embargo, nosotros no debemos dejarnos influir por ese prejuicio, que es producto de una mentalidad cerrada. […] Por lo tanto, confía en Jehová y sigue luchando contra los deseos inmorales (Gálatas 6:9). Esfuérzate al máximo por obedecer este mandato bíblico: “Aborrezcan lo que es inicuo [o malo]; adhiéranse a lo que es bueno” (Romanos 12:9). Al perseverar en tu lucha, probablemente verás que esos deseos se van apagando. Pero lo mejor de todo es que, si te resistes a caer en prácticas homosexuales, tendrás la oportunidad de vivir para siempre en el nuevo mundo de Dios. - Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2) [2008], páginas 231 y 236. 

Mientras tanto, a quienes están en contra de la homosexualidad se les tacha de homofóbicos o discriminadores. ¿Qué dice realmente la Biblia sobre el tema? 

                            Lo que dice la Biblia 

La Biblia no promueve la discriminación contra las personas, pero sí adopta una postura clara con respecto a los actos homosexuales. “No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable.” (Levítico 18:22.) Esta prohibición era uno de los preceptos morales de la Ley entregada por Dios a Israel mediante Moisés. Aunque dicha Ley regía específicamente a esta nación, la expresión “es cosa detestable” dejó claro lo que Dios pensaba sobre los actos homosexuales, fuera entre judíos o no judíos. Los pueblos vecinos de Israel realizaban prácticas prohibidas por la Ley, como la homosexualidad, el incesto y el adulterio. Por eso, Dios los consideraba inmundos. ¡Despertad!, enero de 2012, página 28.

Fin de las citas.

     Esta es la verdad documentada, sin trampa ni cartón watchtoweriano.  Ya sabéis nuestro lema: Lo documentamos todo, todo y todo.  ¿Quién es el padre de la mentira y las diversas profecías fallutas?

Lista de causas del expulsión en los testigos de Jehová
http://johnhenrykurtz.blogspot.com.es/2008/11/cmo-notificar-la-sucursal-los-asuntos_04.html